Nos remitimos a los hechos. El sábado anterior se llevó a cabo una nueva y fructífera reunión a puertas cerradas entre las autoridades de la Policía Nacional Civil y de la Fiscalía General de la República.
Durante el encuentro, en el que participaron las jefaturas de ambas instituciones a nivel nacional, se abordó entre otros tópicos, la ejecución de forma ágil y ordenada del nuevo Código Procesal Penal y la Ley Antipandillas.
Como es normal, al final de este tipo de eventos las autoridades ofrecen declaraciones a la prensa sobre el tema tratado en la reunión o cualquier otro. Esta vez preguntaron si había cambios en la cúpula de la PNC.
El Director General, Carlos Ascencio, respondió que no había cambios sino algunas rotaciones normales.
Cual fue la sorpresa, cuando uno de los rotativos, citando fuentes cercanas a la Dirección General, anunciaba en su sitio web, pocas horas después, que durante una reunión a puertas cerradas, se habrían acordado cambios en la cúpula de la Corporación.
Entre dichos cambios destacaba, nada más ni nada menos, el traslado del Sub Director General, Mauricio Ramírez Landaverde, a la Embajada de El Salvador en Washington, para ocupar el puesto de Consejero Policial, mismo que ostentó durante algún tiempo, el ex director de la PNC, Ricardo Meneses, destituido el año pasado de la institución.
Y así en cascada, de acuerdo al matutino, el cargo de Ramírez Landaverde pasaría a ser ocupado por el Sub Director de Seguridad Pública, Hugo Ramírez Mejía; el de Ramírez Mejía por el del Sub Director de Transito, Valdemar Flores Murillo y, el de este, por la Sub Directora de Finanzas, Marta Uribe, mientras que el de Uribe por el jefe de la región Occidental, Mauricio Arriaza Chicas. Todo un paquete.
Pero el asunto no se quedó ahí. El diario de la competencia, ni cortó ni perezoso, “fusiló” la nota, es decir la calcó y, no solo la fusiló, sino que la infló: dedicó una página completa afirmando los cambios, incluso con fotos y datos de la trayectoria de los “cambiados”.
Por ejemplo, uno de los párrafos dice: “El Sub Director General SERA (forma simple del verbo Ser, modo indicativo: futuro.. ) reasignado como Consejero Policial en Washington. El jefe de la región occidental SERA Sub Director de Administración y Finanzas”.
Pero todo era falso. Lo único cierto es que la “aseveración” no cayó en gracia ni al Ministro de Justicia y Seguridad Publica, Manuel Melgar ni al Director de la PNC, Carlos Ascencio, quienes procedieron a desmentirla de forma categórica e inmediata.
El caso de esta noticia se volvió más extraño aun porque se produjo en momentos en que los planes anti delincuenciales comienzan a dar resultados favorables, tal como lo han consignado encuestas encargadas y publicadas precisamente por los rotativos mencionados.
Al inicio de gestión, hablábamos de que algunos medios se regían por una agenda para desprestigiar al gobierno, cuyo presidente es el más popular de América Latina, a través de desprestigiar a la PNC, sin contar que la institución fue dejada “echa trizas” por los gobiernos anteriores. Incluso, salvadoreñamente hablando, era hasta normal que lo hicieran. Estaban aturdidos.
No obstante, vimos positivamente, como con el transcurrir del tiempo, los medios de comunicación escritos y, en general, comenzaron a destacar el accionar policial, --en cuanto a cantidad y calidad-- lo cual sin duda tuvo que haber incidido para que, de acuerdo a una encuesta publicada en diciembre por “LPG Datos” el 74.2% de la población opinara favorablemente de la Policía y, que la Corporación es ahora la tercera institución más creíble del estado.
El Salvador, apenas está construyendo su democracia. Y unos de los pilares de la democracia, como sabemos lo constituye la Libertad de Expresión. Entonces vale preguntarse ¿Qué democracia estaremos construyendo entonces, si quienes tienen la sagrada misión de informar desinforman a un pueblo cada vez más ávido de saber de forma veras y oportuna, lo que ocurre en su entorno y en el mundo?.
¿Qué hipótesis pesa más sobre esta noticia falsa publicada de forma deliberada, fusilada e inflada… pero afortunadamente soplada? Cualquiera que sea la hipótesis, lo que si queda total y absolutamente claro es que, dar por ciertos datos falsos y transmitirlos de esa manera al público, constituye una falta grave a la ética periodística y al precepto cristiano que dice: No mentir.
¿Y usted que piensa amigo, amiga, televidente u oyente? (FIN):
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