Este lunes, 24 de enero, iniciará el nuevo año escolar. Cerca de millón y medio de niños y niñas, adolescentes y jóvenes, asistirán a las escuelas y colegios.
Los esfuerzos que el Gobierno de la República lleva a cabo, a fin de que la niñez y juventud aprovechen de mejor forma su sagrado derecho a la educación no son pocos.
Los mismos, incluyen prerrogativas que durante los gobiernos anteriores los estudiantes nunca tuvieron de forma sistemática, por ejemplo, importante apoyo en vestimenta y alimentación.
La seguridad, también ocupa un lugar especial en los referidos planes, dado que como es de sobra conocido, muchos niños y jóvenes se encuentran en situación de vulnerabilidad ante el fenómeno de la violencia y delincuencia.
Y es que para nadie es un secreto, que si bien la mayoría de niños y jóvenes asisten a los centros escolares, a aprovechar positivamente su tiempo existe una minoría que va a a otra cosa, o dice que va pero no va, porque se quedan jugando maquinitas, consumiendo drogas, por supuesto, expuestos a ser reclutados por las pandillas, al abuso sexual o a la pornografía.
Este fenómeno ha sido atacado, no obstante, si bien el año anterior las autoridades lograron resultados favorables el asunto sigue siendo grave. Por eso, para continuar combatiendo la problemática con eficacia, La Policía Nacional Civil y el Ministerio de Educación, conforme a un convenio se disponen a ejecutar, a partir del mismo lunes, planes integrales de Prevención y Protección haciendo uso de estrategias innovadoras.
Los planes están concebido para que exista participación activa de todos los actores, es decir, de estudiantes, directores, profesores, padres de familia y representantes de las comunidades.
La PNC participará, entre otras acciones, con patrullajes preventivos en los centros escolares, enfatizando su presencia en aproximadamente un millar de centros educativos en riesgo social, tanto en el Área Metropolitana de San Salvador como en el interior de país.
Pero estos esfuerzos por si mismos no bastarán sin la participación activa de los padres de familia. Su papel es vital para evitar que algunos niños y jóvenes se descarrilen y se dediquen a otras actividades. Vale repetir aquí la trillada pero poca practicada realidad de que la familia es la base de la sociedad.
Los padres y la familia en general, pueden hacer lo que otros no pueden hacer con el mismo tino: educar a sus hijos para que caminen por los senderos del bien; educarlos para bien de ellos mismos y de la sociedad.
Corresponde a los padres garantizar que sus hijos van efectivamente a la escuela, quienes son sus amigos, estar pendientes de su vocabulario y ropa y si hacen señales estúpidas con los dedos de las manos; Les corresponde garantizar que no se quedan jugando maquinitas, entre otros malévolos quehaceres.
Un buen porcentaje de los delitos, según las estadísticas, son en gran parte cometidos por niños y jóvenes y cada vez, que un niño o joven comete un delito la sociedad se pregunta ¿Que hicieron sus padres y sus familias para evitarlo?
Reflexionémoslo seriamente. Los padres responsables están pendientes de que hacen sus hijos e hijas, los aman y los reprenden, contribuyendo de ese modo a mantener a su familia en un ambiente en donde privan los valores, en un entorno inmediato de paz, amor y pro-activo.
A los padres alcahuetes nada les importa que hace sus hijos e hijas y por eso no van a las escuelas o terminan por retirarse o incorporándose a las maras, drogarse o cometer cualquier otro tipo de fechorías.
Reflexionémoslo seriamente. En que banco está usted ¿el de los padres responsables o alcahuetas? (FIN)
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